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Libélula Sur: Contar nuestra propia historia

Andrea Fernández, es integrante fundadora de este grupo teatral de El Calafate con casi 20 años de trabajo ininterrumpido. Dialogó con Conexión Cultura, sobre las características del teatro en nuestra provincia y la importancia de producir obras que hablen de nosotros. 

 

Toda meta alcanzada tiene un inicio. Cada logro tiene un punto de partida. A veces fortuito y sin objetivos a largo plazo, pero con la fuerza pasional de los pioneros y las pioneras. En tierras donde todo se construye de cero, Andrea Fernández se sitúa en la década del 80 para marcar el inicio de la actividad teatral en El Calafate. Como punto de partida la directora de Libélula Sur, reconoció el camino transitado y mencionó a Graciela Bos como pionera teatral en la villa turística: “Muchas veces pensamos que todo empezó a partir de que uno lo conoce, pero la verdad es que en la década del 80, esta señora, que queremos mucho, empezó a generar actividad teatral”. 

A partir de allí “cuatro locas”, como ella misma lo define, se juntaron para fundar Libélula Sur. Era el 2006 y la insistencia de un grupo de amigas por compartir un pasatiempo fuera de la actividad laboral y profesional de cada una, abrió un camino a una pasión mayor: “Pasó lo que sucede cuando tenes amigos teatreros: te dicen ‘vení que vamos a estrenar una obra’ y es muy simpático ver a ese amigo tuyo, arriba de un escenario e interpretando a un personaje que quizás nada tiene que ver con su cotidianidad”.

Luego sucedió la magia: “Tantas veces me insistió que un día fui y entendí la magia que se produce cuando hay personas en el escenario que hacen una propuesta y personas dentro del público que juegan a creerse que esa historia que se está contando”. 

“A partir de eso fue un viaje, fue amor a primera vista y aprendí a acercarme al teatro desde otro lugar. A entender la importancia de compartir en escena, de trabajar en equipo, de escuchar al otro, no solamente oírlo, sino también escucharlo”, de esta forma Fernandez resumió el instante en que el Teatro se transformó también en una forma de vida. 

 

El teatro nos hace mejores personas

Dentro de las artes escénicas, el teatro tiene un papel central. Desde la antigüedad fue utilizada con objetivos educativos y para la transmisión de la cultura de generación en generación; y durante el siglo XX fue protagonista en la exploración de  modos de expresión y reflexión. Como toda manifestación artística, el teatro tiene la poderosa capacidad de transformar el mundo a partir de las ¿pequeñas? transformaciones individuales.

Por esta razón, para quienes integran Libélula Sur, el teatro es mucho más que un espacio recreativo o una oferta de entretenimiento para los espectadores: es una escuela de vida. “En 2012,  vino el profesor Martínez de Mendoza y nos dijo: ‘El teatro nos hace mejores personas’. En ese momento,  me pareció un poco fuerte y pretenciosa la frase, pero con el pasar de los años, entendí que hacer teatro significa ponerse en el lugar del otro, acompañar al otro, pedir ayuda al otro, convivir con el otro”, relató la actriz.

Y añadió: “Cuando amás el teatro, no lo dejas porque es como dejar una parte tuya. Tenés ciclos porque es la vida también, la mayoría somos amateurs y además hay que pagar el alquiler. Incluso el proceso creativo no es siempre el mismo, uno no está dispuesto siempre de la misma manera, por eso sostener la capacitación formal y las producciones es fundamental”. 

Otro de los valores que la directora de “Libélula” destacó es que el teatro es un trabajo colectivo: “Es una herramienta que te permite indagar muchos ámbitos. No es solamente subirse al escenario. Todo lo que sucede en el escenario es porque hay un equipo de personas atrás que lo están sosteniendo, promoviendo y ayudando para que eso funcione y salga como tiene que salir”. Se refiere al sonido y la musicalización, la escenografía, el vestuario y la utilería, el maquillaje. 

Entonces, una obra de teatro es capaz de movilizar a un importante número de personas que pueden encontrar en este ámbito también una profesión y en este punto, la actriz hizo  hincapié en el agradecimiento a la comunidad de El Calafate que, a través del acompañamiento a las propuestas teatrales, permite que este grupo de personas desarrollen una pasión que les permite crecer continuamente. 

 

Santa Cruz teatral 

Fernández resaltó que algo similar ocurre en distintas localidades de la provincia, donde el teatro está vivo y motoriza a cientos de personas que conviven con los mismos desafíos: “En cada localidad, hay alguien que está remando, haciendo y proponiendo y eso es muy interesante porque uno aprende de otro”. 

“En comunidades chiquitas – explicó-, el público se agota. Cuántas funciones de esta obra puedo hacer. La función 20 ya es un montón porque no tenés tanto público. Entonces girar, es decir, llevar nuestra propuesta a otras localidades y que de otras localidades vengan acá, es sumamente atractivo y eso nos enriquece muchísimo”.

En este sentido, destacó el trabajo que los grupos teatrales realizan en distintas localidades como Piedra Buena, Río Gallegos, Río Turbio, Pico Truncado o Caleta Olivia, con agendas anuales en cada ciudad y también festivales que acumulan una larga trayectoria e importancia en la provincia. La producción teatral es sólida y con volúmen, que crece desde el pie.  

En una provincia joven, la construcción de la identidad es una búsqueda incipiente y en esta tarea, el teatro puede realizar un aporte fundamental. “Si vamos a hablar de Santa Cruz, de la Patagonia, de Calafate, es importante que quienes cuenten la historia sean los propios protagonistas, en primera persona”, consideró Fernández. 

“Estamos acostumbrados a reconocer el talento de personas que se dedican exclusivamente a esto, lo cual es maravilloso y de quien podemos seguramente aprender, pero no necesariamente la historia que se quiera contar, las cosas que se quieran decir o la forma, la tiene que saber alguien que es ajeno a esa cotidianeidad”, subrayó. 

Y agregó: “Entonces, si estamos convencidos de lo que somos o queremos investigar o explorar en nuestra identidad,  los mejores somos los que hoy por hoy habitamos esta tierra”. 

Al respecto, Fernández adelantó que junto a la Secretaría de Estado de Cultura, están trabajando en un programa de residencia, producción e investigación situada cuyo principal propósito es “que la historia la contamos nosotros”. 

Contar nuestras historias, nuestros sucesos, aquellos hechos que reconfiguraron nuestras comunidades o explican quienes somos. “En cada localidad hay hechos puntuales que fueron bisagra, podemos hablar de ellos trabajando con  el patrimonio cultural intangible de cada una de las localidades, es decir, los protagonistas de esas situaciones”. 

Al respecto, remarcó que “Es importante trasladar a otras generaciones esos saberes que se conocen y que se saben, pero de una manera, más accesible y popular quizás, o de fácil acceso para las distintas generaciones en las plataformas que hoy se están utilizando”.

“Cuando algo es más fuerte que vos, porque es tu identidad, el resto fluye”, afirmó. 

Al final nos quedan los sueños y Andrea sostiene que su sueño es que no exista un niño, niña o adolescente de Santa Cruz que no haya pasado por una sala de teatro. “Que se acerquen,  vean, prueben, intenten,  disfruten, conozcan. Estamos en un proceso de creciente virtualidad y sin ir contra eso, me parece fundamental que el abrazo, la discusión y la escucha, sea presencial”.